martes, 26 de agosto de 2014

Ciencia, tecnología y sociedad

Ciencia, tecnología y sociedad es un trinomio que está hoy en día en el punto de mira de la controvertida situación histórica en la que se encuentra España y el mundo en general. Hablamos, cómo no, de la crisis económica en la que estamos inmersos y de la que no parece que vayamos a salir a corto ni largo plazo.
De los materiales de referencia, uno de los artículos que más me ha llamado la atención es el de Ángel Pestaña titulado El sistema español de ciencia y técnica que data de 1996 y que, irónicamente, desprende un brutal halo de actualidad, siendo posible su publicación hoy día (cambiando algún dato no vaya a ser que algún ávido lector esté al acecho) en cualquier medio de comunicación. Muy llamativa me parece una de las conclusiones con las que cierra el artículo, "en resumen, la historia reciente del sistema español de ciencia y técnica muestra la existencia de tres etapas de institucionalización, con especial incidencia en el desarrollo de la investigación de carácter básico, que está alcanzando unos niveles competitivos a escala internacional. Por el contrario, la investigación encaminada al desarrollo técnico e inventiva carece de impulso de despegue, de forma que aparece notablemente estancada con respecto a la evolución de la Unión Europea. Desde esta perspectiva el reto más importante a afrontar es el de la articulación de SCT, que está asociado al desarrollo de I+D empresarial, la cual, asu vez, depende estrechamente de políticas de fomento de industrias y servicios de alto contenido técnico."
Parece ser que nos encontramos en la misma situación que hace 20 años, donde se sigue fomentando la investigación de carácter básico, es decir, dentro de las universidades mientras que el desarrollo aplicado y experimental están fuera del alcance gracias a que el modelo generalizado de un sistema de ciencia y ténica y sus relaciones con el sistema productivo, muy bien esquematizado en el mismo artículo, se ha visto comprometido por las "políticas de austeridad", por una visión sesgada de la actividad científica desde los órganos de gobierno que entra en contraste con la buena percepción por parte de la sociedad  como podemos ver en el artículo del FECYT. Dicho modelo se ha invertido: las políticas de promoción y estímulo se han reducido, por lo que los recursos y el personal también, así como las patentes, licencias e innovaciones aplicables a la producción. Se genera así un desprestigio de la actividad científica con cada ciclo del modelo. También es aplicable al desarrollo de las actividades culturales y artísticas, aún más crítica su situación al no haber índices que definan el benefición que generan en la sociedad. Ante esta situación, una de las consecuencias más evidentes es el fenómeno llamado "fuga de cerebros" donde el personal formado emigra a países donde hay recursos disponible para llevar a cabo su actividad. El estado sale damnificado al perder ya no sólo los recursos invertidos en la formación de dicho personal, sino en todo progreso que sea capaz de generar tendrá que ser adquirido a golpe de talonario. 
No digo nada novedoso en estas líneas que no se lleve diciendo en los últimos años dentro de las relaciones entre ciencia, sociedad y estado; pero me ha resultado llamativo que un artículo de hace casi 20 años describiera con gran precisión la situación que vivimos hoy día.

Sobre los sesgos cognitivos

Veo que no soy el único que ha echado en falta las imágenes a las que hacía referencia la catedrática Helena Matute en su exposición, a la cual agradezco su aportación al cursillo. Lamento asi no haber podido asistir.
Tras ver la ponencia, no queda duda de que todos estamos atados a los sesgos cognitivos simplemente por el hecho de que somos personas con determinados esquemas mentales y culturales establecidos sobre las experiencias vividas, la educación recibida y la cultura en la que estamos inmersos. Si a esos añadimos, como se comentó en entradas anteriores, el nivel de involucramiento emocional en la labor que realizamos como científicos, el riesgo de obviar sesgos cognitivos es aún mayor.
Mi labor en el campo de la investigación es reducida, por lo que no he tenido tiempo de experimentar este tipo de situaciones durante el desarrollo de mis estudios, o al menos no me he percatado de ellos. Sin embargo, el toque de atención que nos ha dado Matute sin duda resultará una herramienta útil en el devenir de nuestra carrera profesional.

lunes, 25 de agosto de 2014

Fraude científico

Como en toda actividad llevada a cabo por el ser humano, hay una actitud que la alumbra y como tal, estas actitudes pueden ser no tan rectas y "virtuosas" como cabría esperar. Los científicos, esa rara avis de nuestra sociedad, tienen el prestigio de considerarse también humanos, por lo que están tentados a dejarse llevar por dichas actitudes en su labor. Hablamos de mala praxis y fraude. Debe reconocer que no había detenido mi atención en este ámbito del mundo académico y de la investigación, ni había alcanzado a imaginar los niveles de profesionalización en los que se encuentra el submundo del plagio, el fraude y la estafa. Achaco dicha falta de interés a un inocente sentimiento presupuesto de profesionalidad, rigor y honestidad dentro del gremio de científicos, puesto que sin esos valores, en mi opinión tu labor deja de ser cuanto menos científica. Sin embargo, este infantil acto de fe en el género humano, no se me malinterprete, sigo teniendo esperanza en nosotros, me nubló frente al hecho de que el fraude es una realidad. Los motivos pueden ser múltiples, desde financieros a prestigio pasando por un abanico de posibildades. No obstante, hay que resaltar que el fraude no sale sino de uno mismo y de su actividad. En este punto me ha resultado muy interesante uno de los materiales de referencia, la infografía creada por Clinical Psychology, donde se recoge de forma esquemática y clara cómo la actividad científica guiada por una mala praxis sigue en aumento.
El artículo que más me ha llamado la atención, sin duda, ha sido el relacionado con el grado de involucramiento emocional en tu trabajo y los resultados. No estaba nada familiarizado con el concepto de pareidolia, aunque sí con sus efectos. Considero que es inevitable una inmersión emocional en toda labor llevada a cabo, puesto que el propio afán de conocimiento está impulsado por un ancestral deseo de curiosidad y autorealización. El riesgo radica en encontrar el equilibrio entre los deseos que impulsan nuestra actividad, la ciencia y nuestra profesión.
Debo reconocer que el artículo relacionado con el aumento de la complejidad del lenguaje científico en las publicaciones científicas me ha dejado un sentimiento agridulce. Por una lado considero la cuestión de fondo planteada en el artículo como de vital importancia, a saber, el acceso (se supone) cada vez más restringido a las publicaciones científicas debido a la complejidad del lenguaje empleado en ellas; y por otro, la niebla que rodea todo este metalenguaje científico donde, sin duda, el trabajo de Hayes es encomiable pero donde aún queda mucho por desmitificar. No obstante, ya se hizo una entrada sobre el lenguaje científico en este mismo blog.
Aprovecho esta entrada para presentar también el comentario sobre algún caso de fraude científico. Tras buscar por la red he encontrado uno de los fraudes más recientes. Aquí subscribo el enlace a la noticia completa para aquellos que quieran profundizar más (http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2014/04/659-572410-9-la-historia-del-mayor-fraude-cientifico-del-siglo.shtml). Tomándome las licencias por tratarse de una investigación alejada de mi ámbito de investigación, el caso es que se habían falseado los resultados de un programa de "reprogramación de células madre" de una proyecto de investigación perteneciente a un instituto de investigación japonés, y que posteriormente se publicaron en la revista Nature. Al parecer, las imágenes presentadas para ejemplificar los resultados habían sido manipuladas por uno de los miembros del grupo de investigación. Es complicado dilucidar un móvil para un fraude des estas características. Prestigio, financiación, reconocimiento suelen ser los principales sospechosos, sin embargo siempre hay algo más íntimo que, en mi opinión, está fuera del alcance de terceros, como es nuestro caso. La situación de la mujer en el mundo laboral especializado en japón nos puede facilitar nuevas coordenadas, pero nada definitivo.