martes, 26 de agosto de 2014

Ciencia, tecnología y sociedad

Ciencia, tecnología y sociedad es un trinomio que está hoy en día en el punto de mira de la controvertida situación histórica en la que se encuentra España y el mundo en general. Hablamos, cómo no, de la crisis económica en la que estamos inmersos y de la que no parece que vayamos a salir a corto ni largo plazo.
De los materiales de referencia, uno de los artículos que más me ha llamado la atención es el de Ángel Pestaña titulado El sistema español de ciencia y técnica que data de 1996 y que, irónicamente, desprende un brutal halo de actualidad, siendo posible su publicación hoy día (cambiando algún dato no vaya a ser que algún ávido lector esté al acecho) en cualquier medio de comunicación. Muy llamativa me parece una de las conclusiones con las que cierra el artículo, "en resumen, la historia reciente del sistema español de ciencia y técnica muestra la existencia de tres etapas de institucionalización, con especial incidencia en el desarrollo de la investigación de carácter básico, que está alcanzando unos niveles competitivos a escala internacional. Por el contrario, la investigación encaminada al desarrollo técnico e inventiva carece de impulso de despegue, de forma que aparece notablemente estancada con respecto a la evolución de la Unión Europea. Desde esta perspectiva el reto más importante a afrontar es el de la articulación de SCT, que está asociado al desarrollo de I+D empresarial, la cual, asu vez, depende estrechamente de políticas de fomento de industrias y servicios de alto contenido técnico."
Parece ser que nos encontramos en la misma situación que hace 20 años, donde se sigue fomentando la investigación de carácter básico, es decir, dentro de las universidades mientras que el desarrollo aplicado y experimental están fuera del alcance gracias a que el modelo generalizado de un sistema de ciencia y ténica y sus relaciones con el sistema productivo, muy bien esquematizado en el mismo artículo, se ha visto comprometido por las "políticas de austeridad", por una visión sesgada de la actividad científica desde los órganos de gobierno que entra en contraste con la buena percepción por parte de la sociedad  como podemos ver en el artículo del FECYT. Dicho modelo se ha invertido: las políticas de promoción y estímulo se han reducido, por lo que los recursos y el personal también, así como las patentes, licencias e innovaciones aplicables a la producción. Se genera así un desprestigio de la actividad científica con cada ciclo del modelo. También es aplicable al desarrollo de las actividades culturales y artísticas, aún más crítica su situación al no haber índices que definan el benefición que generan en la sociedad. Ante esta situación, una de las consecuencias más evidentes es el fenómeno llamado "fuga de cerebros" donde el personal formado emigra a países donde hay recursos disponible para llevar a cabo su actividad. El estado sale damnificado al perder ya no sólo los recursos invertidos en la formación de dicho personal, sino en todo progreso que sea capaz de generar tendrá que ser adquirido a golpe de talonario. 
No digo nada novedoso en estas líneas que no se lleve diciendo en los últimos años dentro de las relaciones entre ciencia, sociedad y estado; pero me ha resultado llamativo que un artículo de hace casi 20 años describiera con gran precisión la situación que vivimos hoy día.

Sobre los sesgos cognitivos

Veo que no soy el único que ha echado en falta las imágenes a las que hacía referencia la catedrática Helena Matute en su exposición, a la cual agradezco su aportación al cursillo. Lamento asi no haber podido asistir.
Tras ver la ponencia, no queda duda de que todos estamos atados a los sesgos cognitivos simplemente por el hecho de que somos personas con determinados esquemas mentales y culturales establecidos sobre las experiencias vividas, la educación recibida y la cultura en la que estamos inmersos. Si a esos añadimos, como se comentó en entradas anteriores, el nivel de involucramiento emocional en la labor que realizamos como científicos, el riesgo de obviar sesgos cognitivos es aún mayor.
Mi labor en el campo de la investigación es reducida, por lo que no he tenido tiempo de experimentar este tipo de situaciones durante el desarrollo de mis estudios, o al menos no me he percatado de ellos. Sin embargo, el toque de atención que nos ha dado Matute sin duda resultará una herramienta útil en el devenir de nuestra carrera profesional.

lunes, 25 de agosto de 2014

Fraude científico

Como en toda actividad llevada a cabo por el ser humano, hay una actitud que la alumbra y como tal, estas actitudes pueden ser no tan rectas y "virtuosas" como cabría esperar. Los científicos, esa rara avis de nuestra sociedad, tienen el prestigio de considerarse también humanos, por lo que están tentados a dejarse llevar por dichas actitudes en su labor. Hablamos de mala praxis y fraude. Debe reconocer que no había detenido mi atención en este ámbito del mundo académico y de la investigación, ni había alcanzado a imaginar los niveles de profesionalización en los que se encuentra el submundo del plagio, el fraude y la estafa. Achaco dicha falta de interés a un inocente sentimiento presupuesto de profesionalidad, rigor y honestidad dentro del gremio de científicos, puesto que sin esos valores, en mi opinión tu labor deja de ser cuanto menos científica. Sin embargo, este infantil acto de fe en el género humano, no se me malinterprete, sigo teniendo esperanza en nosotros, me nubló frente al hecho de que el fraude es una realidad. Los motivos pueden ser múltiples, desde financieros a prestigio pasando por un abanico de posibildades. No obstante, hay que resaltar que el fraude no sale sino de uno mismo y de su actividad. En este punto me ha resultado muy interesante uno de los materiales de referencia, la infografía creada por Clinical Psychology, donde se recoge de forma esquemática y clara cómo la actividad científica guiada por una mala praxis sigue en aumento.
El artículo que más me ha llamado la atención, sin duda, ha sido el relacionado con el grado de involucramiento emocional en tu trabajo y los resultados. No estaba nada familiarizado con el concepto de pareidolia, aunque sí con sus efectos. Considero que es inevitable una inmersión emocional en toda labor llevada a cabo, puesto que el propio afán de conocimiento está impulsado por un ancestral deseo de curiosidad y autorealización. El riesgo radica en encontrar el equilibrio entre los deseos que impulsan nuestra actividad, la ciencia y nuestra profesión.
Debo reconocer que el artículo relacionado con el aumento de la complejidad del lenguaje científico en las publicaciones científicas me ha dejado un sentimiento agridulce. Por una lado considero la cuestión de fondo planteada en el artículo como de vital importancia, a saber, el acceso (se supone) cada vez más restringido a las publicaciones científicas debido a la complejidad del lenguaje empleado en ellas; y por otro, la niebla que rodea todo este metalenguaje científico donde, sin duda, el trabajo de Hayes es encomiable pero donde aún queda mucho por desmitificar. No obstante, ya se hizo una entrada sobre el lenguaje científico en este mismo blog.
Aprovecho esta entrada para presentar también el comentario sobre algún caso de fraude científico. Tras buscar por la red he encontrado uno de los fraudes más recientes. Aquí subscribo el enlace a la noticia completa para aquellos que quieran profundizar más (http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2014/04/659-572410-9-la-historia-del-mayor-fraude-cientifico-del-siglo.shtml). Tomándome las licencias por tratarse de una investigación alejada de mi ámbito de investigación, el caso es que se habían falseado los resultados de un programa de "reprogramación de células madre" de una proyecto de investigación perteneciente a un instituto de investigación japonés, y que posteriormente se publicaron en la revista Nature. Al parecer, las imágenes presentadas para ejemplificar los resultados habían sido manipuladas por uno de los miembros del grupo de investigación. Es complicado dilucidar un móvil para un fraude des estas características. Prestigio, financiación, reconocimiento suelen ser los principales sospechosos, sin embargo siempre hay algo más íntimo que, en mi opinión, está fuera del alcance de terceros, como es nuestro caso. La situación de la mujer en el mundo laboral especializado en japón nos puede facilitar nuevas coordenadas, pero nada definitivo.

martes, 29 de abril de 2014

Nombres artísticos y retórica en los artículos

Admito que nunca se me había pasado por la cabeza la cuestión del nombre con el que debería firmar mis publicaciones, quizás se deba a que mi nombre completo, el cual no es preciso revelar en estas líneas, no es común. Sin embargo, tras haber observados los materiales de referencia lo considero un factor a tener en cuenta en futuras publicaciones. 

También me ha llamado la atención el apartado relacionado con las frases hechas y su "verdadero" significado. Más allá del humor generado y compartido por mi parte, considero que estos auténticos ejercicios de retórica y eufemismos (muy presentes, en este caso por desgracia, en el discurso político) es necesario para el discurso científico, principalmente por las características de su estilo, ya trabajado en entradas pasadas.

domingo, 27 de abril de 2014

Referencias y gráficas

Sin duda, no creo que aporte nada nuevo resaltando en estas líneas la relevancia de un adecuado uso de las referencias en la publicación de papers. Más allá de cumplir con los libros de estilo de las publicaciones, es decir, revistas en su gran mayoría y plataformas de divulgación, creo que el tratamiento que deben recibir las referencias es exactamente el mismo que cualquiera del resto de elementos que forman la estructura de un artículo. En una de las entradas anteriores hablabamos del lenguaje empleado y de las cualidades que lo dotaban de rigor científico. En mi opinión, algunas de ellas, son fácilmente atribuibles al tratamiento adecuado de las referencias; a destacar claridad, coherencia y rigor.

Cuanto más sencilla y clara sea la referencia, mayor facilidad para la comprensión global del texto. No hay que perder de vista que las referencias y las citas son aposiciones que refuerzan o refutan (siempre con una intención por nuestra parte) nuestros datos, hipótesis y conclusiones para una comprensión adecuada del lector (pensando en los lectores potenciales de nuestro artículo). Cuando hablo de coherencia, hago referencia al tratamiento de las referencias y citas, es decir, cómo las introducimos en nuestro texto, de forma que sea homogéneo a lo largo de todo el texto y no vaya cambiando según los vaivenes del autor. Finalmente, el rigor científico no existe sin la humildad de especificar todas las referencias científicas con las que hemos trabajado, evitando así la apropiación y el mérito de ideas ajenas. 

Haciendo honor al título de la entrada, ahora voy a hacer referencia a las gráficas, pese a que mi campo de investigación no está asociado con un uso intensivo de gráficos o "disciplina donde no son importantes" en palabras de Joaquin. No creo que ninguna de las disciplinas con las que trabajamos se alejen de la necesidad de emplear gráficas. En los materiales de referencia, en una de las charlas TED, en concreto, la de David McCandless se nos resalta que las gráficas son un lenguaje que facilita, parafraseando al ponente, una comprensión distinta al lenguaje verbal o a la exposición llana de los datos. En nuestra labor nos vamos a encontrar con una ingente cantidad de datos y su crecimiento es alarmante en un mundo cada vez más digitalizado, un uso adecuado de las gráficas puede ser la diferencia que marque el éxito en una presentación o en una publicación. En sociolingüística son numerosos los estudios relacionados con las variaciones fonéticas y fonológicas de las comunidades estudiadas. Dichas variaciones se miden con herramientas que traducen la pronunciación a números y datos cuya presentación más clara son las gráficas, y aún así, su comprensión resulta de lo más tediosa. Con todo, quiero añadir que he comprendido las palabras arriba citadas de Joaquin, que me han servido de excusa para destacar la idea principal sobre las gráficas, como científicos no podemos descartar ningún medio que facilite la comprensión de nuestras investigaciones, sea cuál fuere nuestra disciplina.

miércoles, 2 de abril de 2014

Continuamos con la documentación

Supongo que la actividad de documentarnos es otro nexo común a todas las disciplinas en las que nos movemos dentro de este cursillo. Desconozco cúal es el protocolo habitual para documentarse en el resto de ellas, pero me imagino que no será muy distante del empleado por mí. Saber de la existencia de bases de datos afines a tu disciplina y su adecuado uso es una herramienta imprescindible para nuestra labor. Tuve la fortuna de tener varias sesiones formativas al respecto cuando comencé a dar los primeros pasos dentro de la universidad, por lo que me siento bastante próximo a estos recursos. Sin embargo, mi experiencia es menor respecto a los gestores bibliográficos, en los que me inicié durante el pasado curso, al realizar mis estudios de máster. Sin duda fue un grato descubrimiento, ya no sólo por la facilidad que caracteriza a la organización de los gestores, que te permiten acceder rápidamente no sólo a tus referencias bibliográficas sino a todas aquellas con las que comparte ya sea con compañeros de armas o con cualquiera de tus amistades; si no también por ahorrarme la tediosa labor de reunir la bibliografía y redactarla a la hora de presentar un trabajo, labor que resta mucho tiempo y que odio fervientemente.

Respecto al mundo de las "alertas" y los feeds tengo la suerte de estar registrado en Infoling, información global sobre lingüística hispánica (http://infoling.org/home.php) desde donde me avisan tanto de publicaciones nuevas, como de congresos, ofertas de trabajo, etc. Sin duda, altamente recomendable para todos aquellos que nos movemos dentro del mundo de las letras hispánicas, eso sí, hay que vaciar la bandeja de entrada cada pocos días.

Antes de finalizar esta entrada, quisiera romper una lanza en favor de la búsqueda por los pasillos de las bibliotecas, del perderse entre las páginas de los ejemplares disponibles y seguir las migas de pan, saltando de estante en estante, amontonándolos y devolviéndolos a sus legítimos puestos donde esperarán hasta que otros ojos se posen en ellos. Puede que sea un proceso más lento, pero le da cierto romanticismo a nuestra labor. En mi opinión es uno de los placeres de nuestra profesión.

Sobre la comunicación científica

"Sin duda, la mayoría de las personas habrá oído esta pregunta: si un árbol cae en un bosque y no hay nadie que lo oiga caer, ¿hace ruido? La respuesta correcta es "no". El sonido es algo más que ondas de presión y, en realidad, no puede haber sonido sin un oyente. De igual modo, la comunicación científica es un proceso en dos sentidos. Lo mismo que una señal de cualquier clase resulta inútil mientras no se perciba, un artículo científico publicado (señal) resulta inútil si no es recibido y entendido por el público a que se destina. "

Así comienza, prácticamente, el primer capítulo de su libro Robert A. Day Cómo escribir y publicar trabajos científicos el cual podemos decir que se trata de un manual de redacción de trabajos científicos. Más allá de todas la pautas y guías de estilo que nos presenta, la principal cuestión que se plantea en sus líneas, desde todos los frentes abarcables que afecta a la actividad científica, es la comunicación científica. En esta dirección irá también mi entrada de hoy.

Doy por sentado que todos conocemos los esquemas clásicos de la comunicación enseñados en las aulas de todos los centros educativos del país. Si utilizo términos como emisor, receptor, canal, mensaje, etc, a nadie le son ajenos. Voy a intentar aplicar este esquema clásico (ya superado por otra parte) de la comunicación a la cuestión que tenemos entre manos. 

¿Si aplicamos este esquema al proceso comunicativo científico, dónde se concentra la responsabilidad del éxito de la comunicación? Puede que sea una cuestión sencilla de responder para algunos, pero me gustaría presentar una reflexión al respecto. La respuesta más rápida puede que sea la del emisor. Nosotros, como científicos y "dueños" de nuestra investigación somos los únicos responsables del éxito de la comunicación de nuestros resultados. En nuestra mano está que las conclusiones obtenidas de nuestro trabajo lleguen a un receptor, siguiendo con la terminología.

También se podría decir que sin duda es el receptor quien carga con la mayor responsabilidad dentro del proceso comunicativo. Sin su voluntad para "recibir" cualquier intento por nuestra parte será infructuoso. Debemos hacer distinciones entre el receptor ideal, aquel al que nuestro estudio está ligado y quien tendrá los conocimientos más adecuados para la comprensión de nuestro estudio (comunidad científica de nuestra disciplina) , y el receptor; cualquier persona que acceda a nuestro estudio. Aquí es evidente la división clásica entre comunicación científica y divulgación. Según la actitud y formación del receptor el proceso comunicativo tendrá una relevancia u otra. Esta distinción nos traslada inevitablemente a plantearnos si la responsabilidad recae sobre el código por el cual comunicamos nuestros resultados. Sin duda influye el idioma por el cual decidimos difundir nuestros resultados. El propio Joaquin nos puso de ejemplo la poca trascendencia, por no decir ninguna que tuvo la investigación de un científico japonés dentro de determinado ámbito de las físicas que soy incapaz de recordar. Muy ligado con el código, y también al ejemplo del científico japonés, es la gran importancia del mensaje y su correcta elaboración. Como gran valedor de la importancia de la elaboración del mensaje ya tenemos entre los materiales la referencia con la que comenzaba esta entrada, Cómo escribir y publicar trabajos científicos. El estilo, la claridad, la cantidad, etc son aspectos indispensable para una comunicación científica exitosa
Dos elementos comunicativos restan para completar el esquema: contexto y canal. La selección de los canales adecuados son imprescindibles para la difusión de los resultados de nuestra investigación. Sin duda la red es la que más fácil acceso y rapidez presenta, pero no por ello la que facilite una difusión de mayor calidad o prestigio. A través del prestigio engancho con el contexto comunicativo donde quiero hacer una división: un contexto comunicativo local, entre el emisor y el receptor ideal, entre el científico y sus pares; y un contextoo comunicativo global, entre el científico y la sociedad, donde habría que valorar la importancia de la comunicación científica, especialmente en la actualidad.

Como podemos ver son muchos los elementos que intervienen en la comunicación científica y cómo su responsabilidad en el proceso es mayor cada vez que profundizamos más en el papel que desempeñan dentro del mismo. Para vosotros ¿qué elemento presenta mayor responsabilidad en el proceso comunicativo? ¿Emisor, receptor, código, mensaje, canal, contexto o la suma de todos ellos?


jueves, 13 de marzo de 2014

"Ciencia, construcción social e impostura intelectual", una cuestión cuya justificación seguimos alimentando

Pese a que el título de mi entrada hace referencia a uno de los temas presentados por el prof. Sevilla, mi comentario va a estar estrachemente relacionado con el material de referencia que le corresponde, concretamente el artículo sobre "la trampa de Sokal". Por hacer un breve resumen de dicho artículo, se presenta la gran controversia que creó el prof. Alan Sokal a mediados de los años 90 en torno a la eterna dicotomía entre ciencias exactas y ciencias sociales, y la creciente apropiación y relativización por parte de éstas últimas de las teorías de las primeras. A día de hoy, casi 20 años después de "la trampa de Sokal" los ríos de tinta siguen fluyendo en la misma dirección, es decir, seguimos alimentando una cuestión de la cual ya sabemos la respuesta pero de la que parece que no nos interesa aceptar: la inevitable y necesaria simbiosis de todas las ciencias.

Un concepto que ha acentuado esta dicotomía en las últimas décadas, y más incisivamente en este periodo de crisis, es el de la "utilidad", ligada estrechamente con otro concepto, el de "beneficio", huelga decir económico. Cuando comencé la carrera de Filología hispánica, siempre surgían de la boca de mi interlocutor dos trascendetales preguntas: ¿Eso qué es? y, a continuación, ¿para qué sirve?. Debo reconocer que la primera cuestión planteada nunca me importunaba, al contrario, disfrutaba explicando en qué consistían mis estudios y como pasaba los días rodeado de los grandes clásicos de la Literatura y con los primeros, aunque no por ello pequeños pasos de una ciencia reciente como es la Lingüística. Sin embargo, la segunda pregunta que me planteaban, ¿para qué sirve?, inevitabllemente siempre me creaba un gran sentimiento de desazón. En parte, porque nunca me había planteado esa cuestión, simplemente siempre había sabido que quería estudiar una carrera como esta, pero lo que realmente me afectaba era comprobar como todo el mundo consideraba que tenía que tener una "utilidad". Como es evidente, cuando la gente formulaba esta pregunta, por lo que realmente estaban preguntando era ¿qué salidas profesionales tienes?. En ese punto, yo siempre recitaba de memoria la pequeña lista de profesiones que un licenciado en filología hispánica puede realizar, como un niño de primaria en el día de las profesiones. Pero en mi fuero interno, se reabría el debate por la "utilidad" de mis estudios. Con los años, he llegado a la conclusión de que el estudio del lenguaje y las lenguas debería ocupar un puesto preeminente dentro de las ciencias, tan preeminente como el resto de disciplinas (no quiero caer en la controversia que tratamos de eludir en estas líneas). Por ello, cuando me preguntan para qué sirve mi carrera, les suelo responder con otra pregunta, ¿te imaginas un mundo sin palabras, sin lenguas y sin literatura?.

Pero en esa línea nos podemos hacer tantas preguntas como disciplinas hay: ¿te imaginas un mundo sin leyes?¿te imaginas un mundo sin esperanzas cuando una persona cae enferma? ¿te imaginas un mundo sin agricultura?, por decir algunas. Nos resulta prácticamente imposible concebir tal mundo porque hemos nacido dentro de él, como el pez que es capaz de ver todo menos el agua en la que vive. La "cultura", el medio por el cual el ser humano adapta el medio a sus necesidades, unifica todas esas ciencias que nos empeñamos en clasificar y jerarquizar borrando todas las barreras para que no tengamos que empezar de cero siempre, sin lengua, sin leyes o sin agricultura. No hay mayor "utilidad" que su mera existencia y personas que tengan el valor de cultivarlas, y en ese sentido, creo que tanto todas las disciplinas como las personas somos iguales.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Twitter, ese gran desconocido

No he tenido mayor contacto con esta red social más allá de todo el metalenguaje creado a partir de su difusión por Internet. Dado que no soy un ente ajeno a este mundo concozco los mecanismo sobre los que se fundamenta así como las principales causas que han generado su gran éxito e influencia en nuestros días.

Como todo en nuestra era cada vez más digitalizada, al menos en los países más desarrollados, todo aquello que se riga por las tres coordenadas que marca la información, utilidad e inmediatez se convierte de la noche al día en algo imprescindible para una sociedad cada vez más "acelerada"; Twitter es un claro ejemplo de ello. No es mi intención escribir una catilinaria contra Twitter ni contra el conjunto de las redes sociales, nada más lejos de la realidad. Es evidente, que estamos en un momento de coyuntura social donde el paradigma de las relaciones sociales está siendo fortísimamente alterado. Esta alteración, como numerosos casos a lo largo de la historia, aunque se percibe como algo negativo para aquellos que la sufre, no debe considerarse mala, sino natural, un nuevo proceso evolutivo al que las sociedades se ven expuestas por su condición.

Del mismo modo que no he usado Twitter en mi vida privada, tampoco lo he hecho a lo largo de mi vida profesional. Supongo que nunca me he visto en la necesidad de presentarme de este modo a la sociedad, sino que siempre he optado por medios más "rústicos". No obstante, soy consciente de los beneficios que puede tener un uso adecuado y riguroso de una plataforma como Twitter enfocado a la difusión de conocimientos y más en el ámbito científico en el que nos movemos. Sin embargo, creo que su principal virtud es, asimismo, su debilidad más importante. La facilidad con la que se difunde la información y la ingente cantidad de la misma, cuyo crecimiento es exponencial, creo que son una losa pesada para una sociedad que aún no tiene los mecanismos adecuados para recibir, almacenar, cribar y asimilar toda esa información. 

Por el momento, prefiero mantenerme al marge de estas redes sociales pero, sin duda, estoy agradecido de su existencia y seguiré con detalle su progreso.

¿Qué es ciencia?

Por lo general, las preguntas más sencillas de elaborar son quizás las más complicadas de responder. En esta entrada nos enfrentamos a una de estas cotidianas cuestiones cuya definición no es tan difícil de abarcar

Si habéis leído mi prensentación, recordaréis que comencé haciendo una pequeña apología de la ignorancia que me acompaña en mi vida. Nunca he sentido la necesidad de ocultarla, ni de huir de ella, pues siempre la he considerado de una condición tan natural como la capacidad de comunicarse, de buscar el conocimiento o de sentir. En esencia, es parte imprescindible de nuestra condición humana. Sin embargo, es evidente que pesa sobre ella una concepción social muy negativa, cargada de connotaciones peyorativas y de asociaciones con determinadas condiciones sociales. Para mi sorpresa, en los materiales de referencia que nos ha facilitado el prof. Sevilla he tenido la suerte de conocer la presentación de Stuart Firestein en las charlas TED titulada "la búsqueda de la ignorancia", donde hace una radiografía muy certera de la forma en la que entiendo la ignoracia (para aquellos que considerasteis pasar por alto dicho material para vuestras entradas preferiría que dejarais de leer esta entrada y le dedicarais el tiempo a dicha presentación). 

Creo pues, que la ignoracia es la motivación que nos impulsa en la búsqueda de cualquier conocimiento, ya sea de naturaleza científica o humana. Y es élla la que más beneficiada sale de esa búsqueda, ampliando cada vez más su presencia en nuestras vidas. Y sin embargo no nos sentimos cada vez más perdidos, al contrario, sabemos que su constante auxilio es señal de que estamos en el camino correcto aunque no sepamos por dónde vamos. En mi opinión no deja de tener cierto cáriz poético.

Si me preguntaran qué es ciencia, posiblemente mi respuesta sería una constante ignorancia. Para cerrar esta entrada querría hacerlo con una cita de Karl Popper que considero resume la idea que se ha querido transmitir en estas líneas:

"Nuestro conocimiento es necesariamente finito, mientras que nuestra ignorancia es necesariamente infinita" 
(Karl Popper)

martes, 11 de marzo de 2014

Y empezó el doctorado

Quizás no sea muy buena idea comenzar una presentación personal desvelando mi ignorancia en cualquier materia relacionada con  la elaboración de un doctorado, entre ellas, la creación de mi primer Blog. Ya el mismo aspecto del mismo os transmitirá mi desinterés hasta la fecha en estas herramientas y mi inexperiencia por partes iguales. No encontraréis grandes representaciones pictográficas de mis ideas, ni filigranas que acompañen mis entradas, ni esquemas, cuadros y recuadros que enmarquen mis líneas. Entonces, qué encontraremos os preguntaréis con total naturalidad. Palabras, ni más ni menos. Con ellas trataré de dar forma a mi pensamiento y a mis opiniones, con ellas intentaré crear las mejores imágenes que puedan representar mis ideas, con ellas jugaré, trabajé y moldearé para crear el mejor marco que puedo darle a este blog.

Mi nombre es Nayim Medina, un nombre poco común en estas tierras lo que me ha llevado a situaciones cuanto menos extravagantes en algunos casos, pero en todos ellos siempre buenos. Tuve la suerte de poder estudiar Filología Hispánica en la Universidad de Navarra. Aunque no fue mi primera opción, si tuviera la oportunidad de volver a ese punto, no dudaría en volver a elegirla. El último año de carrera lo cursé en la Universidad de estudios extranjeros de Kyoto donde viví una de las grandes experiencias tanto vitales como formativas de mi vida. Tras mi paso por el país nipón y la licenciatura empezó un periodo de dudas e incertidumbre vital a la que todos, en menor o mayor medida nos hemos visto expuestos, como una niebla matutina que no nos deja ver el camino. Así, tras pasar un año "sabático" en una fábrica me decanté por hacer un doctorado. No es necesario decir que antes tuve que realizar un máster, en este caso, el de Formación del Profesorado que me permitiera el acceso a los programas de doctorado.

Tras barajar varias opciones, decidí llevarlo a cabo aquí, en la UPNA. El programa en el que participo, como ya quedó claro en nuestra primera sesión, está aún por definir. En cualquier caso, lo conocemos por Arte y Humanidades. El ámbito de mi especialidad es el de la sociolingüística, disciplina que podemos definirla fácilmente como aquella que se encarga del estudio entre las lenguas y las sociedades o grupos sociales. 

Mi proyecto de tesis tiene un carácter marcadamente local, pues se trata de un estudio de contacto de lenguas, entre el castellano y el euskera. En concreto, nos vamos a centrar en el estudio de un fenómeno lingüístico, el seseo vasco. La preguntá en la que se resume nuestra investigación es la siguiente: ¿Cómo se distribulle el seseo vasco en los hablantes L1 castellano en la Comunidad Foral de Navarra?

Espero poder dar con la respuesta a la pregunta