martes, 29 de abril de 2014

Nombres artísticos y retórica en los artículos

Admito que nunca se me había pasado por la cabeza la cuestión del nombre con el que debería firmar mis publicaciones, quizás se deba a que mi nombre completo, el cual no es preciso revelar en estas líneas, no es común. Sin embargo, tras haber observados los materiales de referencia lo considero un factor a tener en cuenta en futuras publicaciones. 

También me ha llamado la atención el apartado relacionado con las frases hechas y su "verdadero" significado. Más allá del humor generado y compartido por mi parte, considero que estos auténticos ejercicios de retórica y eufemismos (muy presentes, en este caso por desgracia, en el discurso político) es necesario para el discurso científico, principalmente por las características de su estilo, ya trabajado en entradas pasadas.

domingo, 27 de abril de 2014

Referencias y gráficas

Sin duda, no creo que aporte nada nuevo resaltando en estas líneas la relevancia de un adecuado uso de las referencias en la publicación de papers. Más allá de cumplir con los libros de estilo de las publicaciones, es decir, revistas en su gran mayoría y plataformas de divulgación, creo que el tratamiento que deben recibir las referencias es exactamente el mismo que cualquiera del resto de elementos que forman la estructura de un artículo. En una de las entradas anteriores hablabamos del lenguaje empleado y de las cualidades que lo dotaban de rigor científico. En mi opinión, algunas de ellas, son fácilmente atribuibles al tratamiento adecuado de las referencias; a destacar claridad, coherencia y rigor.

Cuanto más sencilla y clara sea la referencia, mayor facilidad para la comprensión global del texto. No hay que perder de vista que las referencias y las citas son aposiciones que refuerzan o refutan (siempre con una intención por nuestra parte) nuestros datos, hipótesis y conclusiones para una comprensión adecuada del lector (pensando en los lectores potenciales de nuestro artículo). Cuando hablo de coherencia, hago referencia al tratamiento de las referencias y citas, es decir, cómo las introducimos en nuestro texto, de forma que sea homogéneo a lo largo de todo el texto y no vaya cambiando según los vaivenes del autor. Finalmente, el rigor científico no existe sin la humildad de especificar todas las referencias científicas con las que hemos trabajado, evitando así la apropiación y el mérito de ideas ajenas. 

Haciendo honor al título de la entrada, ahora voy a hacer referencia a las gráficas, pese a que mi campo de investigación no está asociado con un uso intensivo de gráficos o "disciplina donde no son importantes" en palabras de Joaquin. No creo que ninguna de las disciplinas con las que trabajamos se alejen de la necesidad de emplear gráficas. En los materiales de referencia, en una de las charlas TED, en concreto, la de David McCandless se nos resalta que las gráficas son un lenguaje que facilita, parafraseando al ponente, una comprensión distinta al lenguaje verbal o a la exposición llana de los datos. En nuestra labor nos vamos a encontrar con una ingente cantidad de datos y su crecimiento es alarmante en un mundo cada vez más digitalizado, un uso adecuado de las gráficas puede ser la diferencia que marque el éxito en una presentación o en una publicación. En sociolingüística son numerosos los estudios relacionados con las variaciones fonéticas y fonológicas de las comunidades estudiadas. Dichas variaciones se miden con herramientas que traducen la pronunciación a números y datos cuya presentación más clara son las gráficas, y aún así, su comprensión resulta de lo más tediosa. Con todo, quiero añadir que he comprendido las palabras arriba citadas de Joaquin, que me han servido de excusa para destacar la idea principal sobre las gráficas, como científicos no podemos descartar ningún medio que facilite la comprensión de nuestras investigaciones, sea cuál fuere nuestra disciplina.

miércoles, 2 de abril de 2014

Continuamos con la documentación

Supongo que la actividad de documentarnos es otro nexo común a todas las disciplinas en las que nos movemos dentro de este cursillo. Desconozco cúal es el protocolo habitual para documentarse en el resto de ellas, pero me imagino que no será muy distante del empleado por mí. Saber de la existencia de bases de datos afines a tu disciplina y su adecuado uso es una herramienta imprescindible para nuestra labor. Tuve la fortuna de tener varias sesiones formativas al respecto cuando comencé a dar los primeros pasos dentro de la universidad, por lo que me siento bastante próximo a estos recursos. Sin embargo, mi experiencia es menor respecto a los gestores bibliográficos, en los que me inicié durante el pasado curso, al realizar mis estudios de máster. Sin duda fue un grato descubrimiento, ya no sólo por la facilidad que caracteriza a la organización de los gestores, que te permiten acceder rápidamente no sólo a tus referencias bibliográficas sino a todas aquellas con las que comparte ya sea con compañeros de armas o con cualquiera de tus amistades; si no también por ahorrarme la tediosa labor de reunir la bibliografía y redactarla a la hora de presentar un trabajo, labor que resta mucho tiempo y que odio fervientemente.

Respecto al mundo de las "alertas" y los feeds tengo la suerte de estar registrado en Infoling, información global sobre lingüística hispánica (http://infoling.org/home.php) desde donde me avisan tanto de publicaciones nuevas, como de congresos, ofertas de trabajo, etc. Sin duda, altamente recomendable para todos aquellos que nos movemos dentro del mundo de las letras hispánicas, eso sí, hay que vaciar la bandeja de entrada cada pocos días.

Antes de finalizar esta entrada, quisiera romper una lanza en favor de la búsqueda por los pasillos de las bibliotecas, del perderse entre las páginas de los ejemplares disponibles y seguir las migas de pan, saltando de estante en estante, amontonándolos y devolviéndolos a sus legítimos puestos donde esperarán hasta que otros ojos se posen en ellos. Puede que sea un proceso más lento, pero le da cierto romanticismo a nuestra labor. En mi opinión es uno de los placeres de nuestra profesión.

Sobre la comunicación científica

"Sin duda, la mayoría de las personas habrá oído esta pregunta: si un árbol cae en un bosque y no hay nadie que lo oiga caer, ¿hace ruido? La respuesta correcta es "no". El sonido es algo más que ondas de presión y, en realidad, no puede haber sonido sin un oyente. De igual modo, la comunicación científica es un proceso en dos sentidos. Lo mismo que una señal de cualquier clase resulta inútil mientras no se perciba, un artículo científico publicado (señal) resulta inútil si no es recibido y entendido por el público a que se destina. "

Así comienza, prácticamente, el primer capítulo de su libro Robert A. Day Cómo escribir y publicar trabajos científicos el cual podemos decir que se trata de un manual de redacción de trabajos científicos. Más allá de todas la pautas y guías de estilo que nos presenta, la principal cuestión que se plantea en sus líneas, desde todos los frentes abarcables que afecta a la actividad científica, es la comunicación científica. En esta dirección irá también mi entrada de hoy.

Doy por sentado que todos conocemos los esquemas clásicos de la comunicación enseñados en las aulas de todos los centros educativos del país. Si utilizo términos como emisor, receptor, canal, mensaje, etc, a nadie le son ajenos. Voy a intentar aplicar este esquema clásico (ya superado por otra parte) de la comunicación a la cuestión que tenemos entre manos. 

¿Si aplicamos este esquema al proceso comunicativo científico, dónde se concentra la responsabilidad del éxito de la comunicación? Puede que sea una cuestión sencilla de responder para algunos, pero me gustaría presentar una reflexión al respecto. La respuesta más rápida puede que sea la del emisor. Nosotros, como científicos y "dueños" de nuestra investigación somos los únicos responsables del éxito de la comunicación de nuestros resultados. En nuestra mano está que las conclusiones obtenidas de nuestro trabajo lleguen a un receptor, siguiendo con la terminología.

También se podría decir que sin duda es el receptor quien carga con la mayor responsabilidad dentro del proceso comunicativo. Sin su voluntad para "recibir" cualquier intento por nuestra parte será infructuoso. Debemos hacer distinciones entre el receptor ideal, aquel al que nuestro estudio está ligado y quien tendrá los conocimientos más adecuados para la comprensión de nuestro estudio (comunidad científica de nuestra disciplina) , y el receptor; cualquier persona que acceda a nuestro estudio. Aquí es evidente la división clásica entre comunicación científica y divulgación. Según la actitud y formación del receptor el proceso comunicativo tendrá una relevancia u otra. Esta distinción nos traslada inevitablemente a plantearnos si la responsabilidad recae sobre el código por el cual comunicamos nuestros resultados. Sin duda influye el idioma por el cual decidimos difundir nuestros resultados. El propio Joaquin nos puso de ejemplo la poca trascendencia, por no decir ninguna que tuvo la investigación de un científico japonés dentro de determinado ámbito de las físicas que soy incapaz de recordar. Muy ligado con el código, y también al ejemplo del científico japonés, es la gran importancia del mensaje y su correcta elaboración. Como gran valedor de la importancia de la elaboración del mensaje ya tenemos entre los materiales la referencia con la que comenzaba esta entrada, Cómo escribir y publicar trabajos científicos. El estilo, la claridad, la cantidad, etc son aspectos indispensable para una comunicación científica exitosa
Dos elementos comunicativos restan para completar el esquema: contexto y canal. La selección de los canales adecuados son imprescindibles para la difusión de los resultados de nuestra investigación. Sin duda la red es la que más fácil acceso y rapidez presenta, pero no por ello la que facilite una difusión de mayor calidad o prestigio. A través del prestigio engancho con el contexto comunicativo donde quiero hacer una división: un contexto comunicativo local, entre el emisor y el receptor ideal, entre el científico y sus pares; y un contextoo comunicativo global, entre el científico y la sociedad, donde habría que valorar la importancia de la comunicación científica, especialmente en la actualidad.

Como podemos ver son muchos los elementos que intervienen en la comunicación científica y cómo su responsabilidad en el proceso es mayor cada vez que profundizamos más en el papel que desempeñan dentro del mismo. Para vosotros ¿qué elemento presenta mayor responsabilidad en el proceso comunicativo? ¿Emisor, receptor, código, mensaje, canal, contexto o la suma de todos ellos?