miércoles, 2 de abril de 2014

Sobre la comunicación científica

"Sin duda, la mayoría de las personas habrá oído esta pregunta: si un árbol cae en un bosque y no hay nadie que lo oiga caer, ¿hace ruido? La respuesta correcta es "no". El sonido es algo más que ondas de presión y, en realidad, no puede haber sonido sin un oyente. De igual modo, la comunicación científica es un proceso en dos sentidos. Lo mismo que una señal de cualquier clase resulta inútil mientras no se perciba, un artículo científico publicado (señal) resulta inútil si no es recibido y entendido por el público a que se destina. "

Así comienza, prácticamente, el primer capítulo de su libro Robert A. Day Cómo escribir y publicar trabajos científicos el cual podemos decir que se trata de un manual de redacción de trabajos científicos. Más allá de todas la pautas y guías de estilo que nos presenta, la principal cuestión que se plantea en sus líneas, desde todos los frentes abarcables que afecta a la actividad científica, es la comunicación científica. En esta dirección irá también mi entrada de hoy.

Doy por sentado que todos conocemos los esquemas clásicos de la comunicación enseñados en las aulas de todos los centros educativos del país. Si utilizo términos como emisor, receptor, canal, mensaje, etc, a nadie le son ajenos. Voy a intentar aplicar este esquema clásico (ya superado por otra parte) de la comunicación a la cuestión que tenemos entre manos. 

¿Si aplicamos este esquema al proceso comunicativo científico, dónde se concentra la responsabilidad del éxito de la comunicación? Puede que sea una cuestión sencilla de responder para algunos, pero me gustaría presentar una reflexión al respecto. La respuesta más rápida puede que sea la del emisor. Nosotros, como científicos y "dueños" de nuestra investigación somos los únicos responsables del éxito de la comunicación de nuestros resultados. En nuestra mano está que las conclusiones obtenidas de nuestro trabajo lleguen a un receptor, siguiendo con la terminología.

También se podría decir que sin duda es el receptor quien carga con la mayor responsabilidad dentro del proceso comunicativo. Sin su voluntad para "recibir" cualquier intento por nuestra parte será infructuoso. Debemos hacer distinciones entre el receptor ideal, aquel al que nuestro estudio está ligado y quien tendrá los conocimientos más adecuados para la comprensión de nuestro estudio (comunidad científica de nuestra disciplina) , y el receptor; cualquier persona que acceda a nuestro estudio. Aquí es evidente la división clásica entre comunicación científica y divulgación. Según la actitud y formación del receptor el proceso comunicativo tendrá una relevancia u otra. Esta distinción nos traslada inevitablemente a plantearnos si la responsabilidad recae sobre el código por el cual comunicamos nuestros resultados. Sin duda influye el idioma por el cual decidimos difundir nuestros resultados. El propio Joaquin nos puso de ejemplo la poca trascendencia, por no decir ninguna que tuvo la investigación de un científico japonés dentro de determinado ámbito de las físicas que soy incapaz de recordar. Muy ligado con el código, y también al ejemplo del científico japonés, es la gran importancia del mensaje y su correcta elaboración. Como gran valedor de la importancia de la elaboración del mensaje ya tenemos entre los materiales la referencia con la que comenzaba esta entrada, Cómo escribir y publicar trabajos científicos. El estilo, la claridad, la cantidad, etc son aspectos indispensable para una comunicación científica exitosa
Dos elementos comunicativos restan para completar el esquema: contexto y canal. La selección de los canales adecuados son imprescindibles para la difusión de los resultados de nuestra investigación. Sin duda la red es la que más fácil acceso y rapidez presenta, pero no por ello la que facilite una difusión de mayor calidad o prestigio. A través del prestigio engancho con el contexto comunicativo donde quiero hacer una división: un contexto comunicativo local, entre el emisor y el receptor ideal, entre el científico y sus pares; y un contextoo comunicativo global, entre el científico y la sociedad, donde habría que valorar la importancia de la comunicación científica, especialmente en la actualidad.

Como podemos ver son muchos los elementos que intervienen en la comunicación científica y cómo su responsabilidad en el proceso es mayor cada vez que profundizamos más en el papel que desempeñan dentro del mismo. Para vosotros ¿qué elemento presenta mayor responsabilidad en el proceso comunicativo? ¿Emisor, receptor, código, mensaje, canal, contexto o la suma de todos ellos?


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