jueves, 13 de marzo de 2014

"Ciencia, construcción social e impostura intelectual", una cuestión cuya justificación seguimos alimentando

Pese a que el título de mi entrada hace referencia a uno de los temas presentados por el prof. Sevilla, mi comentario va a estar estrachemente relacionado con el material de referencia que le corresponde, concretamente el artículo sobre "la trampa de Sokal". Por hacer un breve resumen de dicho artículo, se presenta la gran controversia que creó el prof. Alan Sokal a mediados de los años 90 en torno a la eterna dicotomía entre ciencias exactas y ciencias sociales, y la creciente apropiación y relativización por parte de éstas últimas de las teorías de las primeras. A día de hoy, casi 20 años después de "la trampa de Sokal" los ríos de tinta siguen fluyendo en la misma dirección, es decir, seguimos alimentando una cuestión de la cual ya sabemos la respuesta pero de la que parece que no nos interesa aceptar: la inevitable y necesaria simbiosis de todas las ciencias.

Un concepto que ha acentuado esta dicotomía en las últimas décadas, y más incisivamente en este periodo de crisis, es el de la "utilidad", ligada estrechamente con otro concepto, el de "beneficio", huelga decir económico. Cuando comencé la carrera de Filología hispánica, siempre surgían de la boca de mi interlocutor dos trascendetales preguntas: ¿Eso qué es? y, a continuación, ¿para qué sirve?. Debo reconocer que la primera cuestión planteada nunca me importunaba, al contrario, disfrutaba explicando en qué consistían mis estudios y como pasaba los días rodeado de los grandes clásicos de la Literatura y con los primeros, aunque no por ello pequeños pasos de una ciencia reciente como es la Lingüística. Sin embargo, la segunda pregunta que me planteaban, ¿para qué sirve?, inevitabllemente siempre me creaba un gran sentimiento de desazón. En parte, porque nunca me había planteado esa cuestión, simplemente siempre había sabido que quería estudiar una carrera como esta, pero lo que realmente me afectaba era comprobar como todo el mundo consideraba que tenía que tener una "utilidad". Como es evidente, cuando la gente formulaba esta pregunta, por lo que realmente estaban preguntando era ¿qué salidas profesionales tienes?. En ese punto, yo siempre recitaba de memoria la pequeña lista de profesiones que un licenciado en filología hispánica puede realizar, como un niño de primaria en el día de las profesiones. Pero en mi fuero interno, se reabría el debate por la "utilidad" de mis estudios. Con los años, he llegado a la conclusión de que el estudio del lenguaje y las lenguas debería ocupar un puesto preeminente dentro de las ciencias, tan preeminente como el resto de disciplinas (no quiero caer en la controversia que tratamos de eludir en estas líneas). Por ello, cuando me preguntan para qué sirve mi carrera, les suelo responder con otra pregunta, ¿te imaginas un mundo sin palabras, sin lenguas y sin literatura?.

Pero en esa línea nos podemos hacer tantas preguntas como disciplinas hay: ¿te imaginas un mundo sin leyes?¿te imaginas un mundo sin esperanzas cuando una persona cae enferma? ¿te imaginas un mundo sin agricultura?, por decir algunas. Nos resulta prácticamente imposible concebir tal mundo porque hemos nacido dentro de él, como el pez que es capaz de ver todo menos el agua en la que vive. La "cultura", el medio por el cual el ser humano adapta el medio a sus necesidades, unifica todas esas ciencias que nos empeñamos en clasificar y jerarquizar borrando todas las barreras para que no tengamos que empezar de cero siempre, sin lengua, sin leyes o sin agricultura. No hay mayor "utilidad" que su mera existencia y personas que tengan el valor de cultivarlas, y en ese sentido, creo que tanto todas las disciplinas como las personas somos iguales.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Twitter, ese gran desconocido

No he tenido mayor contacto con esta red social más allá de todo el metalenguaje creado a partir de su difusión por Internet. Dado que no soy un ente ajeno a este mundo concozco los mecanismo sobre los que se fundamenta así como las principales causas que han generado su gran éxito e influencia en nuestros días.

Como todo en nuestra era cada vez más digitalizada, al menos en los países más desarrollados, todo aquello que se riga por las tres coordenadas que marca la información, utilidad e inmediatez se convierte de la noche al día en algo imprescindible para una sociedad cada vez más "acelerada"; Twitter es un claro ejemplo de ello. No es mi intención escribir una catilinaria contra Twitter ni contra el conjunto de las redes sociales, nada más lejos de la realidad. Es evidente, que estamos en un momento de coyuntura social donde el paradigma de las relaciones sociales está siendo fortísimamente alterado. Esta alteración, como numerosos casos a lo largo de la historia, aunque se percibe como algo negativo para aquellos que la sufre, no debe considerarse mala, sino natural, un nuevo proceso evolutivo al que las sociedades se ven expuestas por su condición.

Del mismo modo que no he usado Twitter en mi vida privada, tampoco lo he hecho a lo largo de mi vida profesional. Supongo que nunca me he visto en la necesidad de presentarme de este modo a la sociedad, sino que siempre he optado por medios más "rústicos". No obstante, soy consciente de los beneficios que puede tener un uso adecuado y riguroso de una plataforma como Twitter enfocado a la difusión de conocimientos y más en el ámbito científico en el que nos movemos. Sin embargo, creo que su principal virtud es, asimismo, su debilidad más importante. La facilidad con la que se difunde la información y la ingente cantidad de la misma, cuyo crecimiento es exponencial, creo que son una losa pesada para una sociedad que aún no tiene los mecanismos adecuados para recibir, almacenar, cribar y asimilar toda esa información. 

Por el momento, prefiero mantenerme al marge de estas redes sociales pero, sin duda, estoy agradecido de su existencia y seguiré con detalle su progreso.

¿Qué es ciencia?

Por lo general, las preguntas más sencillas de elaborar son quizás las más complicadas de responder. En esta entrada nos enfrentamos a una de estas cotidianas cuestiones cuya definición no es tan difícil de abarcar

Si habéis leído mi prensentación, recordaréis que comencé haciendo una pequeña apología de la ignorancia que me acompaña en mi vida. Nunca he sentido la necesidad de ocultarla, ni de huir de ella, pues siempre la he considerado de una condición tan natural como la capacidad de comunicarse, de buscar el conocimiento o de sentir. En esencia, es parte imprescindible de nuestra condición humana. Sin embargo, es evidente que pesa sobre ella una concepción social muy negativa, cargada de connotaciones peyorativas y de asociaciones con determinadas condiciones sociales. Para mi sorpresa, en los materiales de referencia que nos ha facilitado el prof. Sevilla he tenido la suerte de conocer la presentación de Stuart Firestein en las charlas TED titulada "la búsqueda de la ignorancia", donde hace una radiografía muy certera de la forma en la que entiendo la ignoracia (para aquellos que considerasteis pasar por alto dicho material para vuestras entradas preferiría que dejarais de leer esta entrada y le dedicarais el tiempo a dicha presentación). 

Creo pues, que la ignoracia es la motivación que nos impulsa en la búsqueda de cualquier conocimiento, ya sea de naturaleza científica o humana. Y es élla la que más beneficiada sale de esa búsqueda, ampliando cada vez más su presencia en nuestras vidas. Y sin embargo no nos sentimos cada vez más perdidos, al contrario, sabemos que su constante auxilio es señal de que estamos en el camino correcto aunque no sepamos por dónde vamos. En mi opinión no deja de tener cierto cáriz poético.

Si me preguntaran qué es ciencia, posiblemente mi respuesta sería una constante ignorancia. Para cerrar esta entrada querría hacerlo con una cita de Karl Popper que considero resume la idea que se ha querido transmitir en estas líneas:

"Nuestro conocimiento es necesariamente finito, mientras que nuestra ignorancia es necesariamente infinita" 
(Karl Popper)

martes, 11 de marzo de 2014

Y empezó el doctorado

Quizás no sea muy buena idea comenzar una presentación personal desvelando mi ignorancia en cualquier materia relacionada con  la elaboración de un doctorado, entre ellas, la creación de mi primer Blog. Ya el mismo aspecto del mismo os transmitirá mi desinterés hasta la fecha en estas herramientas y mi inexperiencia por partes iguales. No encontraréis grandes representaciones pictográficas de mis ideas, ni filigranas que acompañen mis entradas, ni esquemas, cuadros y recuadros que enmarquen mis líneas. Entonces, qué encontraremos os preguntaréis con total naturalidad. Palabras, ni más ni menos. Con ellas trataré de dar forma a mi pensamiento y a mis opiniones, con ellas intentaré crear las mejores imágenes que puedan representar mis ideas, con ellas jugaré, trabajé y moldearé para crear el mejor marco que puedo darle a este blog.

Mi nombre es Nayim Medina, un nombre poco común en estas tierras lo que me ha llevado a situaciones cuanto menos extravagantes en algunos casos, pero en todos ellos siempre buenos. Tuve la suerte de poder estudiar Filología Hispánica en la Universidad de Navarra. Aunque no fue mi primera opción, si tuviera la oportunidad de volver a ese punto, no dudaría en volver a elegirla. El último año de carrera lo cursé en la Universidad de estudios extranjeros de Kyoto donde viví una de las grandes experiencias tanto vitales como formativas de mi vida. Tras mi paso por el país nipón y la licenciatura empezó un periodo de dudas e incertidumbre vital a la que todos, en menor o mayor medida nos hemos visto expuestos, como una niebla matutina que no nos deja ver el camino. Así, tras pasar un año "sabático" en una fábrica me decanté por hacer un doctorado. No es necesario decir que antes tuve que realizar un máster, en este caso, el de Formación del Profesorado que me permitiera el acceso a los programas de doctorado.

Tras barajar varias opciones, decidí llevarlo a cabo aquí, en la UPNA. El programa en el que participo, como ya quedó claro en nuestra primera sesión, está aún por definir. En cualquier caso, lo conocemos por Arte y Humanidades. El ámbito de mi especialidad es el de la sociolingüística, disciplina que podemos definirla fácilmente como aquella que se encarga del estudio entre las lenguas y las sociedades o grupos sociales. 

Mi proyecto de tesis tiene un carácter marcadamente local, pues se trata de un estudio de contacto de lenguas, entre el castellano y el euskera. En concreto, nos vamos a centrar en el estudio de un fenómeno lingüístico, el seseo vasco. La preguntá en la que se resume nuestra investigación es la siguiente: ¿Cómo se distribulle el seseo vasco en los hablantes L1 castellano en la Comunidad Foral de Navarra?

Espero poder dar con la respuesta a la pregunta